Datos
Nombre Tita
Edad 23 años
Raza Cierva
Oficio Niñera
Ubicación Lugo

Biografía

La vida de Tita comenzó con un profundo dolor. Nació en Lugo, Galicia, en una fría madrugada de invierno, un nacimiento que trajo consigo tanto alegría como tragedia. Su madre, una cierva fuerte pero debilitada por una enfermedad terminal, dio su último aliento tras traerla al mundo. Este sacrificio, que permitió que Tita viviera, dejó una huella imborrable en su destino.

Su padre, incapaz de soportar la pérdida de su esposa, cayó rápidamente en el alcoholismo. Su dolor se convirtió en ira, y esa ira se volcó injustamente contra la pequeña Tita. Rechazó hacerse cargo de ella, abandonándola emocional y físicamente. Sin más opciones, Tita fue confiada a su tía materna, una joven cierva soltera que decidió criarla como su propia hija. Aunque sin experiencia, la tía vio en Tita una nueva razón para vivir, y prometió darle todo el amor que pudiera ofrecer.

A pesar de este turbulento inicio, Tita tuvo una infancia sorprendentemente feliz. Su tía, a quien pronto comenzó a llamar "mamá", llenó su vida de risas, cariño y estabilidad. Aunque joven y con recursos limitados, nunca dejó que Tita sintiera la ausencia de una familia tradicional.

La pequeña cierva creció rodeada de afecto. En la escuela, sus profesores sabían de su complicada situación familiar, pero admiraban su espíritu alegre y su capacidad para hacer amigos con facilidad. Era una niña que irradiaba bondad, siempre dispuesta a ayudar a sus compañeros y a compartir lo poco que tenía.

Sin embargo, había preguntas que empezaron a surgir en su mente a medida que crecía. ¿Por qué su "mamá" era tan joven? ¿Por qué nunca había conocido a un padre? Y, sobre todo, ¿Quién era la misteriosa cierva mayor que aparecía en las pocas fotos familiares?

Cuando cumplió 13 años, las dudas de Tita se volvieron imposibles de ignorar. Una tarde, mientras repasaban viejas fotos familiares, se armó de valor y preguntó: "Mamá, ¿soy adoptada?"

La pregunta tomó a su tía por sorpresa, dejándola sin palabras. Tras un profundo suspiro, decidió contarle la verdad. Le habló de su madre biológica, su hermana mayor, una mujer valiente que había dado la vida para que Tita pudiera nacer. Le explicó cómo su padre, incapaz de afrontar la situación, la abandonó. Y finalmente, le confesó cómo había decidido criarla, no como una obligación, sino como un acto de amor incondicional.

Tita, con lágrimas en los ojos, abrazó a su tía y le dijo con firmeza: "Siempre has sido mi madre, y te amo como tal." Aunque conocer la verdad fue un golpe emocional, también fue un momento de claridad que fortaleció el vínculo entre ambas.

Desde ese día, Tita miró el mundo con nuevos ojos. Comprendió que el amor que había recibido no era algo que todos los niños tenían la suerte de experimentar. Inspirada por su propia historia, decidió dedicarse a cuidar de los más pequeños. Sabía que su vocación era dar a otros niños el mismo amor que su tía le había dado a ella.

Tras terminar la secundaria, se inscribió en un programa de formación profesional para convertirse en niñera. Durante sus estudios, se destacó por su paciencia, creatividad y habilidad natural para conectar con los niños. Poco después de graduarse, comenzó a trabajar como niñera, pegando carteles en las calles de Lugo y ofreciendo sus servicios con humildad y dedicación.

Un día, mientras caminaba hacia la casa de una familia que la había contratado para cuidar de su hija pequeña, ocurrió lo inesperado. Una explosión sacudió las calles, liberando una nube de gas rosa que cubrió el cielo de la ciudad. Tita, preocupada por la niña, corrió hacia la casa sin darse cuenta de que estaba inhalando el extraño gas.

Mientras avanzaba, su cuerpo comenzó a cambiar. Una sensación de calor y euforia recorrió su ser, y sus extremidades comenzaron a estirarse. En cuestión de segundos, su altura pasó de 1,60 metros a unos imponentes 4,42 metros. No solo su tamaño cambió; sus genitales originales fueron reemplazados por un gran miembro masculino, y un instinto salvaje y arrollador empezó a tomar el control.

Sin embargo, al llegar a la casa, todo ese frenesí desapareció de golpe. La niña, que no tenía miedo de su transformación, corrió hacia ella y abrazó su enorme dedo con fuerza. Ese gesto de inocencia y confianza devolvió a Tita la calma. Con lágrimas en los ojos, comprendió que, pese a su nueva forma, su misión en la vida no había cambiado.

Hoy en día, Tita es conocida como "la Giganta de los Pequeños". Tras el T-Day, abrió su propia guardería, un espacio donde niñas de todas las especies y tamaños encuentran amor, protección y cuidado. Su historia de superación y dedicación la ha convertido en una figura respetada tanto por los habitantes de Lugo como por las demás gigantas, quienes confían plenamente en ella para cuidar de sus hijas cuando lo necesitan.

Para Tita, su trabajo no es solo un empleo; es un homenaje a las dos mujeres que marcaron su vida: su madre biológica, cuyo sacrificio le dio la vida, y su tía, cuya dedicación la convirtió en la mujer que es hoy. A pesar de su tamaño y fuerza, Tita sigue siendo la misma persona: una mujer cálida, humilde y profundamente comprometida con hacer del mundo un lugar mejor para las niñas.


Personalidad

Tita es una cierva bondadosa, empática y maternal, profundamente dedicada al cuidado y bienestar de los niños. Su historia de superación personal la ha dotado de una sensibilidad especial hacia los demás, combinando una gran paciencia con una energía positiva que la hace cercana y confiable. A pesar de su imponente tamaño como giganta, sigue siendo humilde y cariñosa, demostrando que su corazón es aún más grande que su figura. Tita es un pilar de apoyo para quienes la rodean y encuentra su mayor satisfacción en brindar amor y seguridad a las más pequeñas.


Curiosidades

Apariciones