
Biografía
Mini, una ratoncita nacida en un hogar humilde de Sevilla, vivió su infancia en un entorno donde su estatura pequeña nunca fue un problema. En su familia, ser pequeña era la norma, y todos se adaptaban a esa realidad con ternura y comprensión. Sus padres, trabajadores de clase baja, siempre apoyaron sus sueños, aunque fuera en cosas que parecieran intrascendentes para los demás. Mini tenía una pasión inusual: construir refugios y pequeñas estructuras con todo lo que encontrara por la casa. Desde cojines y mantas hasta cajas vacías, cualquier objeto cotidiano era una oportunidad para ella de crear su pequeño mundo, un refugio donde podía escapar de las presiones del día a día.
Este amor por la construcción no pasó desapercibido para sus profesores, quienes en los primeros años de su vida escolar vieron en Mini una creatividad notable. Aunque su estatura era diminuta comparada con la de otros niños, su habilidad para juntar objetos y crear algo útil y hermoso era sorprendente. Los profesores veían en ella un futuro brillante, y le daban su apoyo para seguir desarrollando esta habilidad.
Sin embargo, al llegar al instituto, el entorno cambió drásticamente. Lo que antes era considerado una destreza admirable, ahora se veía como una pérdida de tiempo. La estructura rígida de la educación secundaria no valoraba las inclinaciones personales de los estudiantes, especialmente de una chica como Mini, que no se ajustaba a las expectativas tradicionales. Los profesores se desinteresaron por sus talentos y su pasión por la construcción, y, para peor, la cruel realidad del bullying comenzó a marcar su vida. Sus compañeros, especialmente los más grandes y fuertes, no dudaban en burlarse de ella por su tamaño. Las bromas y comentarios constantes sobre su estatura la hicieron sentirse invisible y vulnerable. Con el paso del tiempo, lo que antes era una pasión, un refugio emocional, se transformó en una necesidad de protección.
En un intento por sobrellevar la constante burla, Mini empezó a construir refugios más complejos en su habitación, espacios que le proporcionaban una sensación de seguridad. Estos refugios ya no eran solo una forma de expresión creativa, sino una forma de escapar emocionalmente del acoso que sufría. Mientras más complejos eran los refugios, más crecía su deseo de encontrar un lugar donde pudiera sentirse segura, alejada del mundo exterior.
A pesar de la adversidad, Mini continuó con su amor por la arquitectura. Durante la universidad, aunque decidida a estudiar arquitectura, la relación con sus compañeros fue un desastre. A menudo se encontraba sola en las clases, ignorada y ridiculizada por su pequeño tamaño. Las burlas continuaban, y la idea de ser una arquitecta brillante parecía una utopía, pues no lograba encontrar un grupo de apoyo entre sus compañeros. Su madre, que siempre había creído en ella, intentó darle fuerzas y la alentó a no rendirse. "Tú tienes algo único", le decía, pero la realidad en la universidad no hacía más que alimentar sus inseguridades.
La vida de Mini dio un giro inesperado el día del T-Day, el evento que transformó la vida de miles de furries en todo el país. En medio de la confusión que se desató en Sevilla, dos matones la atacaron mientras ella caminaba hacia una entrevista de trabajo para un estudio de arquitectura. La metieron en un contenedor, aprovechando su vulnerabilidad. El caos de la ciudad y su creciente ansiedad la llevaron a inhalar grandes cantidades del gas rosa liberado ese día. Lo que ocurrió después fue algo que nunca podría haber imaginado. Su cuerpo comenzó a crecer rápidamente, y antes de que pudiera entender lo que pasaba, alcanzó los 27,74 metros de altura, destrozando el contenedor que la había atrapado. Su ropa fue rasgada por su nuevo tamaño, y, al igual que otras gigantas nacidas ese día, su anatomía cambió: sus genitales se transformaron en masculinos, una alteración tan abrupta como la de su estatura.
Confundida, aterrorizada y completamente desorientada, Mini apenas podía comprender lo que le había sucedido. Sentía que el mundo había dejado de ser lo que conocía y que, de alguna manera, ya no encajaba en él. Su primer impulso fue regresar a casa, pero el camino hasta allí fue torpe y descontrolado. La ciudad, antes familiar, ahora parecía una jungla de proporciones minúsculas. Al llegar a su hogar, su madre, también impactada por el T-Day, intentó calmarla. La escena de ver a su hija transformada, de ser la pequeña y vulnerable ratoncita a una figura gigantesca, era aterradora para ambas.
Mini pasó semanas intentando adaptarse a su nueva vida. Todo lo que conocía había cambiado. La pequeña ratoncita que había sido vista como una niña rara en su escuela ahora era una mujer gigante. Le costó entender que, aunque su cuerpo había cambiado, su mente seguía siendo la misma, una mente que había sido criada para ser ingeniosa, sensible y resiliente. A pesar de las dificultades, Mini comenzó a encontrar consuelo en la creatividad que siempre había tenido. Esta vez, sin embargo, no se limitaba a construir pequeños refugios: su visión arquitectónica se expandió, y ahora tenía la capacidad de diseñar estructuras gigantescas.
Fue entonces cuando SinCorp, la compañía encargada de gestionar a las gigantas, la contactó. La empresa vio en Mini un talento invaluable: era la única giganta con formación académica en arquitectura, y además poseía una creatividad incomparable. Mini aceptó el trabajo, comprendiendo que ahora tenía la oportunidad de cumplir su sueño, solo que a una escala mucho mayor. Sin embargo, trabajar para SinCorp también significaba enfrentarse a sus propios miedos y traumas. El bullying que había sufrido durante años ahora se transformaba en un reto mucho mayor: ser aceptada en un mundo que la veía como una anomalía, como alguien que había sido "modificada".
En su puesto, Mini se dedicó a diseñar edificios adaptados para las gigantas. Lo que antes había sido un juego personal de refugios improvisados, ahora se convirtió en un proceso profesional que requería planificación, precisión y una nueva forma de pensar sobre el espacio. Su talento fue reconocido rápidamente dentro de SinCorp, y con el tiempo, Mini se convirtió en una de las arquitectas más importantes para las gigantas, creando hogares, oficinas y hasta parques diseñados para adaptarse a las nuevas dimensiones de su mundo.
Personalidad
Mini es una ratoncita que, a pesar de su pequeña estatura, tiene una gran personalidad llena de resiliencia, creatividad y ternura. Siempre ha sido una soñadora, apasionada por la construcción y el diseño, mostrando un talento innato para crear refugios y estructuras con lo que tenga a mano. Aunque su vida estuvo marcada por el bullying y la inseguridad debido a su tamaño, su capacidad para adaptarse y reinventarse la ha convertido en una persona fuerte y decidida.
Es una mujer introvertida y reflexiva, que prefiere rodearse de su propio mundo y su creatividad para encontrar consuelo. A pesar de las adversidades, mantiene una actitud positiva y se enfoca en sus pasiones, buscando siempre encontrar belleza y funcionalidad en todo lo que hace. Con una gran empatía y una gran dedicación, Mini también tiene un sentido profundo de justicia, lo que la impulsa a ayudar a otros que, como ella, han sido marginados. Aunque su transformación la ha dejado con ciertas inseguridades, sigue siendo fiel a sí misma, adaptándose a su nueva vida con determinación y visión.
Curiosidades
Apariciones
