
Biografía
Marian nació en la célebre ciudad de Salamanca, una de las más antiguas y prestigiosas de España. Sus padres, dos intelectuales, se conocieron mientras cursaban sus estudios de filosofía y literatura en la universidad. Ambos eran académicos de renombre en sus campos, lo que les permitió crear un hogar en el que el conocimiento y la reflexión eran los pilares fundamentales. Desde su más tierna infancia, Marian se sintió inmersa en un ambiente de libros, debates filosóficos y largas conversaciones sobre el sentido de la vida, lo que rápidamente moldeó su mundo interno.
Desde pequeña, Marian mostró una inclinación por el estudio, una pasión que la diferenciaba de los demás niños de su edad. Mientras que muchos de sus compañeros se entregaban a los juegos y actividades físicas, Marian encontraba su verdadera felicidad en los libros. A menudo, se refugiaba en las bibliotecas, y aunque sus padres nunca intentaron forzarle la mente, siempre procuraron que tuviera acceso a las mejores lecturas, desde cuentos clásicos hasta complejas obras de autores como Nietzsche, Borges o Dostoyevski. Para ella, los libros eran mucho más que simples historias; eran portales hacia mundos que desbordaban su imaginación y que le ofrecían respuestas a las preguntas que su mente inquieta constantemente formulaba.
En la escuela, Marian fue vista como una niña peculiar. Mientras que otros niños compartían sus juegos o anhelos por aventuras al aire libre, ella pasaba las horas inmersa en su mundo de palabras. Su inteligencia sobresaliente no pasó desapercibida, pero sí lo hicieron sus dificultades para socializar. Los demás niños la llamaban "empollona" de forma burlona, una etiqueta que Marian se encargó de ignorar. Sabía que su pasión por el conocimiento la hacía diferente, y aunque muchas veces se sentía aislada, se convenció de que el tiempo le daría la razón. "Yo tendré un futuro, ellos no", pensaba, con una determinación feroz que la impulsaba a seguir adelante a pesar de las constantes bromas de sus compañeros.
A medida que Marian avanzaba en su educación, su intelecto se refinaba. Su habilidad para absorber información y su sed insaciable por el conocimiento la llevaban a destacarse en todas las asignaturas, aunque algunas veces encontraba obstáculos que la desafiaban. A pesar de su esfuerzo por sobresalir, había materias que le resultaban difíciles, pero nunca se dio por vencida. Marian no era del tipo que se dejaba intimidar por un desafío; al contrario, los veía como oportunidades para crecer y demostrar lo que realmente valía. "Ellos se burlan porque temen lo que no entienden", reflexionaba. Su empeño en sacar las mejores calificaciones, incluso en las asignaturas que no le resultaban tan fáciles, la convirtieron en un ejemplo de trabajo y dedicación. Aquella etiqueta de "empollona" pasó de ser un apodo cruel a una especie de medalla que llevaba con orgullo.
Al llegar al bachillerato, Marian no solo era conocida por su destreza intelectual, sino también por su independencia y autodisciplina. A pesar de los intentos de algunos compañeros por hacerla entrar en su círculo social, Marian se mantenía centrada en sus estudios. Su objetivo era claro: ingresar en la universidad de Salamanca y cumplir con las altas expectativas que ella misma se había impuesto. Mientras sus compañeros se preocupaban por salir de fiesta y por las relaciones sociales, Marian solo pensaba en un futuro brillante lleno de logros académicos.
La universidad fue un paso natural en su evolución. Con su coeficiente intelectual notablemente alto y su pasión por la ciencia y la filosofía, Marian se sumergió en un ambiente donde la competencia intelectual era feroz. Era consciente de la mirada expectante de sus padres, que veían en ella el reflejo de su propio amor por el conocimiento. Sin embargo, a pesar de su éxito académico, Marian comenzó a notar una inquietante diferencia en su vida: mientras todos a su alrededor se preocupaban por encontrar pareja o mantener relaciones sentimentales, Marian se daba cuenta de que no sentía una atracción por los machos ni las hembras. De hecho, le resultaba difícil comprender el concepto de deseo sexual tal y como lo vivían sus compañeros. Fue entonces cuando comenzó a explorar sus propios sentimientos y descubrió que se sentía atraída únicamente por aquellas fursonas que compartían su pasión por el conocimiento. Esta revelación la dejó perpleja durante un tiempo, hasta que, al investigar más a fondo, se dio cuenta de que lo que sentía tenía un nombre: sapiosexualidad. Era la primera vez que algo en su vida hacía sentido de una manera tan clara.
Mientras tanto, Marian se sumergía en su trabajo en la biblioteca de la universidad, un lugar que representaba el corazón de su vida académica. Allí, rodeada de estanterías repletas de libros y con la tranquilidad que solo un entorno de este tipo podía ofrecer, Marian sentía que por fin estaba en su elemento. La biblioteca era su refugio, el lugar donde podía ser ella misma sin preocuparse por las expectativas sociales. Fue precisamente durante una de esas largas tardes de trabajo, mientras revisaba unos textos sobre filosofía griega, que el T-Day alteró la realidad tal como Marian la conocía. El gas rosa se infiltró en el aire de la biblioteca, y antes de que pudiera reaccionar, Marian inhaló profundamente el gas, transformando su cuerpo de manera radical.
En cuestión de segundos, Marian comenzó a crecer a un ritmo frenético. Sus huesos se alargaron, su piel se tensó, y pronto alcanzó una altura de 3,16 metros. El proceso fue doloroso pero al mismo tiempo fascinante para Marian, que observaba la transformación en un estado de asombro y éxtasis. Su cuerpo se adaptó a su nueva forma, desarrollando genitales masculinos en reemplazo de los femeninos que había conocido. La emoción que experimentó no fue de miedo, sino de una eufórica explosión de poder. Su mente se llenó de una voracidad animal, y en un arranque de impulso, asaltó a una estudiante durante horas. Marian, en su nueva forma, se sintió segura y plenamente consciente de su capacidad de controlar y cautivar.
Aunque los primeros momentos fueron de caos y confusión, Marian pronto asimiló lo sucedido. Comprendió que SinCorp estaba detrás de la transformación, pero no lo vio como una amenaza. Al contrario, vio el cambio como una oportunidad para reivindicar su lugar en el mundo. Ya no sería la niña callada y etiquetada de "empollona". Ahora, con su imponente figura, tenía el poder y la atención de quienes la habían subestimado. Aquella transformación no la había hecho menos intelectual; al contrario, la había convertido en un ser aún más formidable, tanto física como mentalmente.
A pesar de su cambio radical, Marian continuó trabajando en la biblioteca, pero ahora, en lugar de ser la observadora silenciosa, se convirtió en una figura dominante que atraía miradas de admiración y deseo. Las estudiantes que antes la veían como una presencia distante ahora la deseaban, no solo por su inteligencia, sino por la poderosa energía que emanaba. Marian se había convertido en un símbolo de poder, intelecto y misterio, y aunque mantenía su vocación por los estudios, sabía que la atención que recibía a su alrededor era algo que no podía ignorar. En su mente, lo único que importaba era seguir cultivando su mente y dominar el mundo con su conocimiento.
Personalidad
Marian es una persona profundamente intelectual, introspectiva y determinada. Desde pequeña, ha buscado refugio en los libros y el conocimiento, lo que la ha llevado a desarrollar una mente aguda y curiosa. Aunque su intelecto la distingue de los demás, Marian no se deja intimidar por las críticas y mantiene una gran confianza en su futuro, creyendo firmemente que su dedicación la llevará lejos. Es introvertida y, a menudo, se siente desconectada de los demás en términos emocionales y sociales, pero esto no le impide estar centrada en sus objetivos académicos. Después de su transformación, Marian adopta una actitud más confiada y dominante, disfrutando de la nueva atención que recibe, pero sin dejar de lado su pasión por el conocimiento. Mantiene una naturaleza controladora, segura de sí misma, y ahora, como una figura imponente, se siente aún más empoderada, tanto física como intelectualmente.