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Nombre | Magpi |
Edad | 17 años |
Raza | Cuervo |
Oficio | Desempleada |
Ubicación | Salou (Tarragona) |

Biografía
Magpi, la cuerva sin alas, nació en el tranquilo pueblo costero de Salou, cerca de Tarragona, un lugar donde los cielos siempre estaban llenos de gaviotas y golondrinas que parecían disfrutar de la libertad que a ella le estaba negada. Desde muy pequeña, Magpi se sentía diferente de otras aves, no solo por su falta de alas, sino también por el peso de las miradas y las palabras de quienes no entendían su condición.
Sus padres, una pareja cálida y cariñosa, intentaban protegerla de los juicios del mundo exterior. Su padre le contaba historias de cuervos legendarios que habían cambiado el curso de la historia con su astucia, mientras que su madre buscaba formas prácticas de darle consuelo. Fue su madre quien tuvo la idea de convertir el desván de la casa en su dormitorio, un espacio elevado que se transformó en un refugio para Magpi. Allí, rodeada de dibujos de alas que ella misma creaba, podía soñar con volar. Desde su pequeña ventana en las alturas, miraba a las aves pasar y se imaginaba como una de ellas, libre en el cielo.
Sin embargo, la infancia no estuvo exenta de dolor. Las preguntas inocentes de otros niños sobre sus alas pronto se tornaron en burlas, y Magpi, incapaz de lidiar con su frustración, comenzó a desarrollar una personalidad defensiva. A menudo malinterpretaba las intenciones de los demás, creyendo que cualquier comentario era un ataque. Esto la aisló socialmente, y aunque sus padres intentaban reforzar su confianza, el vacío en su interior crecía.
Cuando llegó a la adolescencia, la situación empeoró. Las diferencias físicas que antes le preocupaban ahora se veían amplificadas. Mientras otras chicas desarrollaban cuerpos más femeninos, con curvas y pechos pronunciados, Magpi permanecía plana y angulosa. Esto la llevó a cuestionar si encajaba realmente en el molde de lo que significaba ser "femenina". Durante noches enteras, se miraba al espejo, preguntándose si su identidad estaba más allá de lo binario. Aunque las dudas la consumían, también encontró en ellas un extraño consuelo: quizás no encajar era parte de su naturaleza.
Todo cambió el día del T-Day. Aquella tarde, un caos inesperado se desató en las calles de Salou cuando una explosión liberó una densa nube de gas rosa. Magpi, sin tiempo para reaccionar, inhaló profundamente el extraño vapor. Su cuerpo comenzó a cambiar casi de inmediato. Sintió un calor intenso recorrer su interior, mientras sus huesos y músculos crecían descontroladamente. Su altura aumentó hasta los 3,27 metros, y aunque su pecho seguía siendo plano, algo completamente nuevo emergió: un miembro prensil de 2,26 metros, poderoso y flexible, que redefinió por completo su relación con su cuerpo.
La transformación no solo alteró su físico, sino también su perspectiva. Aunque al principio se sintió abrumada por el cambio, pronto comprendió algo crucial: si el gas rosa solo afectaba a hembras, entonces su identidad femenina era innegable. Por primera vez en su vida, Magpi sintió que tenía una respuesta clara sobre quién era.
Con esta nueva claridad, Magpi decidió inscribirse en un centro de educación para jóvenes gigantas. Aunque al principio su actitud defensiva dificultó hacer amigos, pronto conoció a Jenny y Riley, dos gigantas con personalidades fuertes y pasados igualmente complicados. Juntas formaron un grupo inseparable, donde la camaradería y las bromas descaradas les permitían lidiar con los desafíos de ser gigantas en un mundo diseñado para individuos mucho más pequeños.
Magpi descubrió que, aunque no tenía alas para volar, su nuevo tamaño y fuerza le ofrecían una libertad que jamás había imaginado. Ahora podía caminar con la cabeza en alto, segura de sí misma. Aunque su pecho no se desarrolló como el de otras gigantas, su imponente miembro prensil le otorgó una confianza que nunca había experimentado. Decidida a vivir plenamente, Magpi adoptó su nueva naturaleza con orgullo y humor, afirmando con una sonrisa irónica: "Quizás no tenga grandes pechos, pero tengo algo más grande que nadie puede ignorar."
Hoy en día, Magpi continúa navegando por las complejidades de ser una giganta, explorando su identidad y creando lazos sólidos con quienes la aceptan tal como es. Su historia es un recordatorio de que la verdadera libertad no se encuentra en volar, sino en aceptarse a uno mismo por completo.
Personalidad
Magpi es una cuerva con una personalidad compleja y marcada por sus experiencias. Tiene un carácter fuerte, defensivo y, en ocasiones, conflictivo, fruto de años de inseguridad por sentirse diferente. Aunque puede parecer distante o irritable, en el fondo es alguien que anhela aceptación y pertenencia. Magpi es irónica y tiene un humor afilado que usa como mecanismo de defensa, pero quienes logran acercarse descubren una lealtad inquebrantable y una determinación feroz por proteger a los suyos. Desde su transformación, ha ganado confianza en sí misma, pero sigue luchando con su necesidad de validación y su búsqueda de identidad.