Kel es una panda roja nacida en la hermosa ciudad de Palma de Mallorca. Desde su infancia, destacó por una característica que se volvió esencial en su vida: una ligera maldad interna que no se manifestaba de forma agresiva, sino a través de su naturaleza juguetona y un poco perversa. Su tendencia a las bromas y travesuras no tenía límites, y aunque no buscaba meterse en problemas directamente, siempre encontraba formas ingeniosas de hacerlos. Para Kel, la diversión no consistía en seguir reglas, sino en romperlas de maneras sutiles pero efectivas.

Desde que era pequeña, Kel siempre sintió una extraña superioridad sobre los demás, una sensación que se agudizó cuando sus padres tuvieron a su hermano Jay, un macho mucho más inocente y tímido que ella. Cuando Jay nació, Kel no experimentó el amor protector de una hermana mayor; en su lugar, vio en él un blanco perfecto para sus bromas. A sus ojos, Jay no era un hermano para querer o proteger, sino una especie de juguete al que podía manipular y dominar. Desde que Jay tenía apenas tres años, Kel le hacía hacer cosas ridículas para su entretenimiento, como masajearle las patas mientras ella se hacía la manicura o usarlo como almohada durante sus ratos de descanso. A pesar de la evidente crueldad de su comportamiento, Jay nunca se quejó ni defendió a sí mismo. De alguna forma, lo admiraba y aceptaba todo lo que su hermana le pedía, lo que fortalecía aún más el sentido de poder y control de Kel.

A medida que crecieron, la relación entre ambos no cambió. Kel era brillante y sacó su carrera como profesora, una posición que le otorgó un respeto considerable en la sociedad, pero que no la alejaba de su hábito de dominar a Jay. Sus días como educadora terminaban con ella regresando a casa, donde su principal preocupación era seguir consolidando su poder sobre su hermano. El hecho de que él nunca se quejara la hacía sentir que tenía razón en su comportamiento, reforzando su creencia de que el mundo debía ser gobernado por aquellos que eran lo suficientemente astutos y fuertes para tomar el control.

Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa que cambiaría por completo su vida. Durante el T-Day, una extraña niebla rosa cubrió la isla de Mallorca, desencadenando una transformación en todos los que fueron tocados por el gas. Kel no fue la excepción. En cuestión de minutos, su cuerpo comenzó a mutar, creciendo de forma masiva hasta alcanzar los 5.49 metros. Los cambios no se limitaron a su tamaño; su anatomía también sufrió una alteración, con sus genitales tradicionales reemplazados por una imponente anatomía masculina de tipo equino. Para Kel, el cambio fue desorientador, incluso aterrador. Nunca había deseado convertirse en una giganta, pero de alguna manera, sentía que el nuevo poder que poseía debía ser aprovechado.

Sin embargo, lo que más le dolió de todo esto fue lo que sucedió con su hermano. Después de la transformación, Jay fue tomado por SinCorp, una empresa responsable de administrar a los nuevos seres modificados. Jay pasó a ser considerado una "posesión", un "juguete premium" disponible para el disfrute de las gigantas, algo que para Kel fue una herida profunda. El vacío que dejó la ausencia de Jay en su vida se volvió insoportable. Sin él, no tenía a nadie a quien dominar, nadie que estuviera bajo su control. La idea de que su hermano ahora era simplemente una mercancía la consumía de rabia y desesperación.

Decidida a recuperar lo que sentía que le pertenecía, Kel recurrió a SinCorp. No fue una tarea fácil, pero su posición como giganta y su creciente influencia le dieron acceso a los recursos de la empresa. Fue allí cuando Sin, la presidenta de SinCorp, le ofreció una solución que parecía un consuelo para el vacío que sentía: crear un clon femenino de Jay. Lo que comenzó como una idea para recuperar su hermano terminó en la creación de Joy, una giganta que compartía todos los rasgos físicos de Jay, pero con una identidad propia, femenina y poderosa.

La relación que Kel empezó a construir con Joy fue diferente. Aunque al principio Kel la trató como una nueva figura para dominar, a medida que pasaba el tiempo, algo dentro de ella empezó a cambiar. Joy, a diferencia de Jay, no era inocente ni fácilmente manipulable. Aunque Kel seguía con su costumbre de tratarla como una hermana inferior, pronto se dio cuenta de que Joy no era simplemente un juguete. La conexión entre ambas creció de una forma inesperada, y, aunque Kel aún mantenía su actitud dominante, no podía negar que había comenzado a amar a Joy de una manera profunda, algo que nunca había experimentado con Jay.

Ahora, con su poder y tamaño desmesurados, Kel se ha convertido en una figura respetada dentro de la sociedad de gigantas. Es la directora de uno de los colegios más prestigiosos de su ciudad, y su influencia en la comunidad educativa es incuestionable. Sin embargo, nunca ha perdido su esencia traviesa y manipuladora. Utiliza su posición para seguir jugando con los demás, bromeando con Joy y otras gigantas, sin dejar de lado ese toque de maldad que siempre ha estado presente en ella. Aunque su relación con Joy ha evolucionado hacia una complicidad mutua, Kel sigue siendo una panda roja a la que le gusta mantener el control, aunque de una forma más sutil.

Personalidad

Kel es una panda roja astuta, manipuladora y algo traviesa, con una ligera maldad interna que define su personalidad. Desde pequeña, ha disfrutado de las bromas pesadas y de tener el control sobre los demás, especialmente sobre su hermano Jay, a quien veía como su juguete. Aunque es respetada en la sociedad de gigantas por su poder y su posición como directora de un colegio, nunca ha perdido esa naturaleza juguetona y dominante. Kel es una fursona que, aunque puede ser cariñosa con aquellos a los que considera propios, no duda en utilizar su astucia para salirse con la suya y mantener el control en todas las situaciones. Su amor por las travesuras y su tendencia a manipular a quienes la rodean siguen siendo parte integral de su ser, incluso en su nuevo rol como figura de autoridad.

Curiosidades