Jenny nunca conoció el mundo como era antes del T-Day. Para ella, no existió el tiempo anterior al gas rosa ni una infancia “normal.” Incluso antes de nacer, el destino de Jenny ya estaba escrito en los efectos del T-Day: mientras su madre estaba embarazada, el gas rosa no la afectó directamente, pero sí transformó profundamente al bebé que llevaba en su vientre. Así, Jenny llegó al mundo con características propias de una giganta, incluyendo una musculatura pronunciada, una altura inusualmente grande para un recién nacido y genitales masculinos.

A pesar de su sorpresa y confusión inicial, la madre de Jenny decidió criarla como una niña normal, rodeándola de amor y dándole el tipo de vida que deseaba para cualquier hija. Pero el desarrollo de Jenny pronto rompió toda normalidad: crecía a un ritmo que nadie podía haber anticipado, como si el paso de los meses acelerara su evolución a años enteros. Para cuando Jenny cumplió apenas un año, ya tenía el cuerpo de una niña de doce, con una altura y un físico que resultaban desconcertantes tanto para su madre como para quienes las rodeaban. Ante esta situación, su madre, sintiéndose sola y abrumada, decidió pedir ayuda a SinCorp, la entidad responsable del T-Day.

En SinCorp, la propia doctora Sin asumió la investigación de este fenómeno único. Observó de cerca el rápido crecimiento de Jenny, sometiéndola a pruebas físicas y evaluaciones psicológicas, interesada en entender cómo el gas rosa había afectado a alguien desde antes de nacer. Las pruebas mostraron que, aunque Jenny estaba destinada a ser una giganta física y emocionalmente, su desarrollo mental iba un paso atrás, creando una dualidad entre su físico imponente y su inocencia juvenil. Sin notó que Jenny ya manifestaba ciertos impulsos e instintos propios de una giganta adulta, como un incipiente sentido de superioridad y ciertos deseos carnales básicos aún indefinidos, lo que generó una mezcla de fascinación y preocupación.

Finalmente, Sin llegó a la conclusión de que lo mejor para Jenny y su madre sería trasladarse cerca de la sede de SinCorp, en Tarragona, para que Jenny pudiera crecer bajo supervisión y sin la presión de una sociedad que no comprendía su singularidad. La empresa les proporcionó un hogar cómodo, y en este nuevo ambiente, Jenny empezó a encontrar un sentido de pertenencia. Pronto, se hizo amiga de otras dos gigantas de la zona, Riley y Magpi, quienes, aunque tenían una edad similar, empatizaron rápidamente con Jenny y la tomaron bajo su protección. Estas amistades fueron cruciales para Jenny, ya que le ofrecieron no solo compañía, sino también ejemplos de cómo vivir como una giganta en un mundo cambiante.

Durante los meses que siguieron, el desarrollo de Jenny mostró signos de desaceleración. Su cuerpo continuó evolucionando rápidamente hasta alcanzar su altura definitiva de 4,80 metros. Aunque su aspecto era el de una adolescente de dieciséis años, en su interior, Jenny aún se debatía entre los impulsos de una giganta y los cuestionamientos de una joven que apenas comenzaba a entender su identidad. Su madre, siempre presente, le proporcionaba un apoyo invaluable, ayudándola a manejar sus emociones y recordándole que, a pesar de sus diferencias, seguía siendo su querida hija.

Actualmente, Jenny vive con la alegría y la confianza que ha logrado construir a través de los años. Orgullosa de su tamaño y de su vida de giganta, se ha adaptado a sus instintos, aunque sigue aprendiendo a manejarlos con madurez. Disfruta compartiendo aventuras con sus grandes amigas, Riley y Magpi, quienes, además de compañeras, se han convertido en mentoras para Jenny. Juntas, exploran los límites de sus capacidades y su identidad en un mundo que todavía se adapta a la existencia de las gigantas. Jenny, consciente de lo que representa como una de las primeras en nacer en la era post-T-Day, lleva con orgullo la bandera de esta nueva generación de seres únicos y poderosos, sabiendo que está destinada a dejar una huella profunda en el mundo.

Personalidad

Jenny tiene una personalidad marcada por la dualidad de su crecimiento acelerado. Aunque físicamente imponente y llena de confianza, en su interior sigue siendo una chica curiosa y algo ingenua, todavía en proceso de entenderse a sí misma y el mundo que la rodea. Es optimista y enérgica, siempre dispuesta a explorar y a vivir nuevas experiencias con entusiasmo, pero también puede sentirse frustrada por no comprender plenamente sus instintos y deseos de giganta. La compañía de sus amigas Riley y Magpi la ayuda a mantener un equilibrio, dándole un sentido de pertenencia y seguridad. Jenny es leal, alegre y llena de esperanza, a pesar de las dificultades que conlleva ser tan diferente.

Curiosidades