
Biografía
Hazel es una ardilla que nació en una familia humilde en la ciudad de Cuenca, en un hogar donde, a pesar de la falta de recursos, nunca faltó el cariño. Desde que era pequeña, Hazel siempre mostró un comportamiento peculiar y una inclinación natural hacia la introspección, lo que llamó la atención de sus padres. Prefería los rincones tranquilos y las actividades solitarias, y evitaba ruidos fuertes o situaciones sociales abrumadoras. Estos rasgos llevaron a sus padres a buscar ayuda profesional, con la esperanza de entender mejor a su hija y proporcionarle la mejor vida posible.
Después de una serie de consultas y pruebas psicológicas, los especialistas determinaron que Hazel tenía un grado leve de autismo. La noticia fue difícil de procesar para sus padres, pero también trajo claridad: comprendieron que la mente de Hazel funcionaba de manera distinta y que necesitaría un apoyo específico para enfrentar las dificultades de la vida. Con amor y dedicación, se comprometieron a proporcionarle estabilidad, y en ese esfuerzo, inscribieron a Hazel en un instituto con programas de educación adaptados, donde recibiría atención personalizada y un entorno estructurado que se ajustara a sus necesidades.
El día a día en el instituto era una bendición para Hazel. Le proporcionaba la rutina y predictibilidad que tanto necesitaba, y se sentía segura al saber que cada jornada seguiría un patrón. Aunque era introvertida y poco habladora, sus compañeros mostraban una amabilidad inusual, y nunca fue objeto de burlas. Por el contrario, Hazel logró formar algunas amistades profundas, basadas en la paciencia y el entendimiento mutuo. Con el tiempo, logró abrirse un poco más, siempre manteniendo sus horarios y costumbres a rajatabla. Cambiar esos hábitos era algo que le causaba una ansiedad extrema, pero en su entorno escolar, todo parecía fluir en armonía.
Pero cuando el instituto terminó, el orden al que tanto se había aferrado se desmoronó. La transición al mundo adulto fue una experiencia aterradora, llena de incertidumbre y cambios que Hazel no podía controlar. Sin una rutina diaria definida, comenzó a experimentar un vacío profundo, y su ansiedad se intensificó. Durante esos momentos difíciles, fue su abuela quien le sugirió una nueva forma de encontrar estabilidad: la iglesia. Hazel encontró un refugio en la fe, y las visitas diarias al templo se convirtieron en un ritual casi sagrado. Se sintió atraída por la tranquilidad del lugar, la repetición de los rezos y la familiaridad de las ceremonias, todo lo cual le proporcionaba una sensación de propósito.
El consuelo que encontró en la iglesia fue breve, interrumpido brutalmente por el T-Day, el día de la transformación. Durante una tranquila mañana de oración, el templo en el que estaba se llenó repentinamente de un gas rosa, un fenómeno que cambiaría su vida para siempre. Hazel no tuvo tiempo de comprender lo que estaba ocurriendo antes de que el gas penetrara su cuerpo. Su mundo se volvió confuso y aterrador cuando su cuerpo empezó a mutar: su estatura se disparó hasta los 3.15 metros, y su anatomía cambió drásticamente, incluyendo la aparición de genitales masculinos. Los cambios físicos no fueron lo único aterrador; su mente, ya predispuesta al orden y la rutina, no podía procesar la magnitud de lo que estaba pasando. Hazel sufrió un ataque de ansiedad severo, incapaz de entender lo que le había sucedido.
Cuando los equipos de emergencia la encontraron, Hazel estaba desorientada y aterrorizada, incapaz de hablar coherentemente o moverse. Fue llevada a SinCorp, la corporación dirigida por la misteriosa y carismática doctora Sin, responsable de gestionar a los recién transformados. La doctora Sin, al comprender rápidamente la situación de Hazel, la trató con cuidado y empatía, reconociendo lo fundamental que eran las rutinas y la estructura en su vida. Para ayudarla a adaptarse, Sin le ofreció una nueva forma de encontrar estabilidad: el culto a Prima, la imponente y venerada diosa de la sociedad giganta. Esta devoción proporcionaría a Hazel una nueva rutina, basada en rituales de adoración y ceremonias que le recordarían la estructura que tanto anhelaba.
A medida que pasaba el tiempo, Hazel empezó a encontrar una nueva normalidad en este mundo transformado. Aunque las cicatrices emocionales de su cambio son profundas, y la ansiedad sigue siendo una batalla constante, su fe en Prima y la comunidad de gigantas le han dado un sentido de pertenencia. Aun así, en su corazón, Hazel lucha cada día por reconciliar la niña que amaba la sencillez y el orden con la giganta que ahora es, buscando siempre un equilibrio entre su naturaleza introvertida y la realidad salvaje que la rodea.
Personalidad
Hazel es una ardilla profundamente introspectiva, marcada por una personalidad tranquila y sensible. Extremadamente rutinaria y metódica, se siente más segura cuando sigue un orden preciso y familiar en su vida. Su naturaleza introvertida la lleva a evitar situaciones sociales abrumadoras, prefiriendo la calma y el silencio. Aunque sufre de ansiedad cuando las cosas se salen de control, Hazel es también resiliente y tiene una capacidad innata para encontrar consuelo en rituales que le brinden estabilidad. A pesar de sus desafíos, es bondadosa y tiene un alma espiritual, siempre buscando sentido y serenidad en un mundo impredecible.